Cada vez que una lágrima se desliza por mi mejilla, muy en el interior me siento feliz, porque sé que eso quiere decir que todavía soy capaz de sentir, y que si hoy estoy hundida en la tristeza, mañana puedo vivir en el momento más feliz de mi existencia. Y eso significa que mi corazón aún no se ha vuelto de piedra...
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