martes, 28 de junio de 2011

LA COMPARACION DE LA VIDA CON UN VIAJE EN TREN



Hace algún tiempo atrás, leí un libro
que comparaba la vida con un viaje en tren. 
Una lectura extremadamente interesante, 
cuando es bien interpretada. 

La vida no es más que un viaje por tren: 
repleto de embarques y desembarques, salpicado 
de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques, 
y profundas tristezas en otros.

Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos 
con algunas personas las cuales creemos que siempre … 
estarán con nosotros en este viaje: nuestros padres. 

Lamentablemente 
la verdad es otra. 
Ellos se bajarán en alguna estación dejándonos huérfanos 
de su cariño, amistad 
y su compañía irreemplazable.

No obstante esto 
no impide a que se suban 
otras personas que 
nos serán muy especiales. 
Llegan nuestros hermanos,
amigos y esos amores maravillosos. 

De las personas 
que toman este tren, habrá también 
los que lo hagan 
como un simple paseo
Otros que encontrarán solamente tristeza 
en el viaje… 

Y habrá otros 
que, circulando 
por el tren, 
estarán siempre 
listos en ayudar 
a quien lo necesite. 

Muchos al bajar, 
dejan una añoranza permanente…
otros pasan
tan desapercibidos 
que ni siquiera 
nos damos cuenta 
que desocuparon 
el asiento. 

Es curioso constatar 
que algunos pasajeros, 
quienes nos son más queridos, 
se acomodan en vagones
distintos al nuestro. Por lo tanto, 
se nos obliga 
hacer el trayecto 
separados de ellos. 

Desde luego, 
no se nos impide 
que durante el viaje, 
recorramos con dificultad nuestro vagón 
y lleguemos a ellos...

Pero lamentablemente,
 ya no podremos sentarnos a su lado 
pues habrá otra persona ocupando el asiento. 

No importa; el viaje se hace de este modo; 
lleno de desafíos, sueños, fantasías, 
esperas y despedidas... 
pero jamás regresos. 
Entonces, hagamos este viaje de la mejor manera posible. 

Tratemos 
de relacionarnos bien con todos 
los pasajeros, buscando 
en cada uno, 
lo que tengan 
de mejor.

Recordemos siempre que en algún momento del trayecto, 
ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entenderlos… 
Ya que nosotros también muchas veces titubearemos, 
y habrá alguien que nos comprenda. 

El gran misterio, al fin, 
es que no sabremos jamás en qué estación bajaremos, 
mucho menos 
dónde bajarán 
nuestros compañeros, 
ni siquiera 
el que está sentado 
en el asiento de al lado.

Me quedo pensando 
si cuando baje del tren, 
sentiré nostalgia... 
Creo que sí.

Separarme 
de algunos amigos 
de los que hice en el viaje 
será doloroso. 
Dejar que mis hijos sigan solos, 
será muy triste. 
Pero me aferro a la esperanza 
de que, en algún momento, 
llegaré a la estación principal 
y tendré la gran emoción 
de verlos llegar con un equipaje 
que no tenían cuando embarcaron. 

Lo que me hará feliz, 
será pensar 
que colaboré 
con que el equipaje 
creciera 
y se hiciera valioso.

Amigos…hagamos que nuestra estadía 
en este tren 
sea tranquila, 
que haya valido la pena. 

Hagamos tanto, 
para que cuando 
llegue el momento 
de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje añoranza 
y lindos recuerdos
a los que en el viaje permanezcan. 

Un abrazo 
a cada uno de ustedes... 
y esperando siempre lo hagan conmigo………..
Feliz viaje! :O)



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