Dos monjes, iban caminando por el campo al atardecer, mientras caminaba, oraban y reflexionaban.
Un poco antes de acercarse a un rio, que tenían que cruzar, el cual no tenía puente para hacerlo, se les acercó una mujer muy guapa, pidiéndoles que le ayudaran a cruzar el rio.
Uno de ellos inmediatamente dijo que si, mientras el otro lo veía con mirada de desaprobación.
El que se apuntó para ayudar a la bella mujer subió en sus hombros y terminado el rio la bajó, la mujer quedó muy agradecida con ese monje.
Los monjes siguiereon su camino y el que no aprobó la decisión empezó a reclamarle al monje que ayudó a la mujer a cruzar el rio acerca de su comportamiento.
¡¿Porque´subiste a esa mujer a tus hombros?!
¡¿No sabes que en el convento nos tienen prohibido mantener contacto con mujeres?!
El monje que había ayudado a la mujer no respondía a las preguntas del otro monje. Siguieron su camino y el monje insitia en sus preguntas, y el otro seguía sin responder.
Poco antes de llegar al convento, el monje le volvió a cuestionar acerca de lo que había hecho y por fín el otro monje respondió:
¡Hace más de cuatro horas que esta mujer, ya no está cerca de mi cabeza, pero sigue en la tuya.
¿Que ganas con hacerte daño al tener en tu mente cosas del pasado?
¿Que ganas con tener en tu mente, cosas que a ti no te afectan? !
No hay comentarios:
Publicar un comentario